UN SATÉLITE GENERA CONTAMINACIÓN LUMÍNICA
Astrónomos han confirmado que ‘BlueWalker 3’ es uno de los objetos más brillantes en el cielo nocturno, lo que está generando una seria contaminación lumínica y, por consiguiente, está ocasionando interferencias en la radioastronomía, lo que dificulta la investigación y observación del espacio. ‘BlueWalker 3’ es un satélite de nueva generación cuya intención es proporcionar acceso a internet 4G y 5G directamente a los teléfonos móviles, sin requerir equipos adicionales en tierra, y fue lanzado por la compañía AST SpaceMobile. Bluewalker 3 solo es superado en términos de brillo en el cielo nocturno por la Luna, Júpiter, Venus y siete estrellas más. Esto convierte al dispositivo en un nuevo obstáculo para las observaciones astronómicas. Pero la cosa no acaba ahí. AST SpaceMobile quiere casi un centenar de estos dispositivos en órbita, algunos de los cuales podrían ser el doble de grandes que el actual. Estos satélites se ubicarán en órbita baja, a unos 700 kilómetros de altura, lo que los hará visibles durante gran parte de la noche. Jeremy Tregloan-Reed, uno de los autores del estudio, advierte que, si la presencia de satélites se convierte en un problema, cambiará completamente el cielo nocturno. Las consecuencias señaladas por el especialista son amplias. Los rastros de los satélites pueden arruinar observaciones de telescopios y hacer más difícil la observación de nebulosas. Según Xataca, hace más de tres años, varios astrónomos expresaron su preocupación en una reunión, señalando que los dispositivos de la constelación Starlink corrían el riesgo de obstaculizar el descubrimiento científico. En respuesta a estas preocupaciones, Elon Musk ha tomado medidas para reducir la reflexión de sus satélites, como pintarlos de negro o equiparlos con parasoles. Sin embargo, estas soluciones no son suficientes para mitigar el problema. Según un estudio publicado en la revista Nature Astronomy, incluso si todos los satélites Starlink fueran oscurecidos, seguirían siendo visibles a simple vista durante el crepúsculo y afectarían al menos al 30% de las exposiciones del telescopio Vera C. Rubin, uno de los más avanzados del mundo.