¿Qué opina la Iglesia Católica de los Fantasmas?
Almas inquietas que vagan por la tierra, pero no son ni demonios, ni animas del Purgatorio. Las así llamadas “presencias” representan un fenómeno que todavía la teología no logra resolver en sentido positivo o negativo, informó el portal ‘Aleteia’.
Enrica Perucchietti y don Marcello Stazione exploran el tema en “Anime Vaganti”, Ediciones Sugarco (Almas Errantes).
De acuerdo con los autores,, para los teólogos y exorcistas católicos que creen en la existencia las almas errantes, las cuales serían almas de personas:
-Que no han tenido manera de conocer a Dios y amarlo: no cristianos, cristianos que vivieron en el ateísmo y el agnosticismo de hecho o por inducción familiar.
-Personas que vivieron en el mal pensando que era “bien”: niños soldado, poblaciones de caníbales.
-Víctimas de abusos por parte de la Iglesia y eclesiásticos y que, por lo tanto, rechazaron la religión con odio, en cierta medida comprensible por el anti testimonio eclesial recibido.
-Que se suicidaron sin “plena advertencia” y “consentimiento deliberado”.
-Que murieron repentinamente sin posibilidad de arrepentimiento pero en pecado mortal con pecados no gravísimos.
-Que murieron en la indiferencia religiosa, es decir, no pecaron lo suficiente para merecer el infierno, no hicieron obras buenas para ganarse el paraíso.
-Que pecaron de modo grave pero sin la absoluta “plena advertencia” y “consenso deliberado”.
-Niños no nacidos: al no haber nacido no pudieron realizar el proyecto de Dios y no pudieron pecar.
Según los autores, existen dos principales corrientes dentro de la iglesia sobre el tema:
Los “negacionistas” Lo que estos teólogos o exorcistas “negacionistas” consideran equivocado – y es bueno subrayarlo – no es el hecho que los espíritus desencarnados se encuentren “unidos” a un lugar de la tierra: de hecho, en relación a las animas del purgatorio, no se excluye la posibilidad que se les permita descontar penas por los crímenes cometidos en determinados lugares de la tierra (quizá en los que cometieron sus pecados).
Lo que esos teólogos quieren negar es que los espíritus desencarnados estén en un punto muerto, como si estuvieran aún en espera de un juicio, es decir, privados de una “situación escatológica definitiva”: infierno, purgatorio o paraíso.
Y los “Posibilistas” que sostienen que las “almas errantes” y las “almas de los niños no nacidos” son almas “en espera de juicio”, en busca de la luz y de Dios.
El exorcista José Antonio Forea, sostiene con fuerza, en virtud de su experiencia, la existencia de las almas errantes. Según Fortea, las almas purgantes pueden manifestarse en algunos casos a los hombres como si fueran fantasmas. En su Summa daemoniaca, Fortea sostiene que junto al fenómeno de la posesión y la infestación (que sucede cuando, según el exorcista, el demonio posee un lugar), existe un tercer caso distinto de los anteriores: las apariciones de fantasmas, las “presencias”.
Fortea sostiene además, en base a su experiencia, que las almas errantes se expresan con tonos diferentes a los de los demonios y, por lo tanto, no pueden ser identificadas con éstos. Éstas no muestran, generalmente, ni agresividad, ni la cólera de los ángeles caídos, distinguiéndose de hecho de los demonios. Lo que manifiestan son tristeza y melancolía.