NASA busca Exoplanetas con nueva y poderosa Herramienta

Una nueva herramienta de la NASA y la Fundación Nacional para la Ciencia de EE.UU. ha comenzado una búsqueda de exoplanetas este enero. Se trata del espectrógrafo NEID, instalado en el desierto de Sonora en Arizona, sobre las tierras de la etnia indígena Tohono O’Odham.

Su misión es precisamente seguir los astros en las inmediaciones de nuestro Sistema Solar y encontrar en sus órbitas cuerpos con masas semejantes a la que tiene la Tierra. Con este fin procesará los datos obtenidos por el telescopio WIYN de 3,5 metros, desplegado asimismo en Arizona, en el Observatorio Nacional de Kitt Peak. NEID detecta los exoplanetas al medir el ligero efecto que estos tienen en la estrella que orbitan. Los planetas ‘tiran’ gravitacionalmente de la estrella que orbitan, causando un pequeño ‘temblor’ (un cambio periódico en la velocidad de la estrella).

La magnitud del ‘temblor’ es proporcional a la masa del planeta orbitante, lo que significa que las mediciones de este espectógrafo podrían utilizarse para determinar las masas de los exoplanetas. La tecnología actual permite medir velocidades tan bajas como 3,5 kilómetros por hora, sin embargo NEID ha sido diseñado para detectar velocidades todavía más bajas. Según un comunicado oficial, NEID vio su primera luz enfocándose en la estrella 51 Pegasi (el número 51 de la constelación de Pegaso, conocida también como Helvetios), donde había sido descubierto a finales del siglo XX el primer planeta extrasolar conocido, Dimidio.

Verificar ese hallazgo de 1995 ha sido la primera prueba de que “NEID está midiendo la luz de las estrellas como se esperaba y está en camino a la funcionalidad completa”, estimó el astrónomo Jason Wright, colaborador del proyecto NEID de la Universidad Estatal de Pensilvania. Wright explicó también que la menor velocidad radial de un planeta perceptible para los aparatos utilizados durante la última década estaba en torno 3,5 kilómetros por hora. Además, añadió que “se espera que NEID alcance 1 km/h” lo que permitiría lograr una mayor precisión.

En una sola noche, el nuevo espectrógrafo puede observar entre 50 y 100 estrellas. Mediante un procedimiento óptico complicado, la luz proveniente de cada estrella se registra y se divide en una variedad de longitudes de onda, algo que permite a los astrónomos sacar ciertas conclusiones sobre el espectro ‘individual’. Lo perciben como una ‘firma’ de la composición química de la luz estelar y destacan que es única para cada estrella.

Si un astro tiene planetas orbitándolo, se percibe un diminuto cambio en el espectro debido al movimiento en relación con la Tierra, desde donde lo observamos. Cada vez que se aleja o se dirige hacia la Tierra, los cambios espectrales resultan proporcionales a la velocidad de ese movimiento y registrarlos a gran precisión es fundamental para el funcionamiento del NEID.