Los científicos podrían haber encontrado la clave para hacer que Marte sea habitable para las formas de vida terrestres, y esta clave la tendría el aerogel de sílice, un material que estimularía el calentamiento global en el Planeta Rojo, informa el estudio publicado en la revista ‘Nature Astronomy’.

Según explican los investigadores, los principales requerimientos para que Marte sea habitable son más calor y protección contra los rayos ultravioleta (UV). Se estima que se necesita un calor atmosférico adicional de aproximadamente 50 grados Celsius para calentar la superficie del planeta seco lo suficiente para permitir que el agua permanezca en su forma potable.

Los científicos han identificado que el aerogel de sílice tiene las propiedades necesarias para crear un efecto invernadero de estado sólido en el Planeta Rojo.

El material es parecido a una espuma de poliestireno que contiene un 99% de aire, lo que hace que sea extremadamente ligero. También es experto en prevenir la transmisión de calor, por lo que es un excelente material aislante que se utiliza para ese propósito en todos los ‘rovers’ marcianos de la NASA. Además, al ser translúcido, el aerogel deja pasar la luz visible a la vez que bloquea la radiación dañina de la luz ultravioleta.

“El aerogel de sílice es un material prometedor porque su efecto es pasivo”, dijo la geóloga planetaria Laura Kerber, del ‘Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA’, en un comunicado de prensa publicado en la revista EurekAlert. “No requeriría grandes cantidades de energía o el mantenimiento de piezas móviles para mantener caliente un área durante largos períodos de tiempo”, añadió.

Los investigadores demostraron que para aumentar la temperatura local en los 50 grados Celsius requeridos se necesitaría una capa de aerogel de sílice de 2 o 3 centímetros. Esta capa permitiría que el agua permaneciera líquida durante todo el año marciano.

“Un sistema para crear pequeñas islas de habitabilidad nos permitiría transformar Marte de una manera controlada y escalable”, resumió Kerber. No obstante, los científicos admiten que esta idea aún está lejos de ser una realidad y requiere numerosos estudios y pruebas adicionales.