Hace 55 años estalló la Bomba Nuclear más Poderosa

El 30 de octubre de 1961, sobre la zona de pruebas militares del archipiélago de Nueva Zembla, la Unión Soviética llevó a cabo la explosión termonuclear más poderosa en la historia de la humanidad.

En 1943, en medio de la Segunda Guerra Mundial, EE.UU. lanzó el llamado Proyecto Manhattan para desarrollar una bomba atómica, la primera arma de destrucción masiva en la historia. El 16 de julio de 1945 los estadounidenses llevaron a cabo la primera prueba en un polígono en el estado de Nuevo México, y el 6 y 9 de agosto bombardearon con bombas atómicas las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki.

La Unión Soviética empezó también su propio programa nuclear. La URSS realizó su primer ensayo nuclear en agosto de 1949 en el territorio del polígono de Semipalátinsk, un lugar situado en las estepas nororientales de Kazajistán. En los años 50 del siglo pasado ambas superpotencias mundiales empezaron a desarrollar un artefacto termonuclear que sería más poderoso que la bomba nuclear. Unos años después, EE.UU., y un poco más tarde la URSS, detonaron tales artefactos.

A finales de los años 1950 las superpotencias intentaban ponerse de acuerdo sobre un desarme mutuo. Sin embargo, ni las negociaciones entre los líderes soviéticos y los estadounidenses ni la discusión del asunto ante la Asamblea General de la ONU dieron frutos.

El aumento de las tensiones fue predeterminada por un gran número de contradicciones entre los dos poderes. Uno de ellos era la cuestión del estatus de Berlín Oeste, un enclave ocupado por las tropas occidentales y rodeado por el sector soviético. Las partes querrían discutir el asunto en la Conferencia de París en mayo de 1960.

Sin embargo el 1 de mayo de ese año el espacio soviético fue violado por un avión de espionaje estadounidense tripulado por el piloto Francis Powers. La aeronave fue derribada por un misil tierra-aire sobre Sverdlovsk (la actual Ekaterimburgo), poniendo fin a las negociaciones sobre el desarme. La construcción del Muro de Berlín y la intervención militar estadounidense contra Cuba de 1961 reforzaron la decisión soviética de continuar las pruebas de armas nucleares.