Derribos de OVNIS en el Siglo XX

Los recientes derribos de objetos voladores no identificados por militares norteamericanos, han encendido las alarmas en todo el mundo. Sin embargo, no es la primera vez, en que se ordena a militares dispararle a los fenómenos aéreos anómalos.

Posiblemente el encuentro más conocido y mejor documentado de la historia reciente, ocurrió el 25 de febrero de 1942, cuando a las 2 15 de la madrugada, los radares militares de Los Ángeles en California, detectaron un tráfico aéreo no identificado sobre el océano Pacífico. Seis minutos después del primer contacto, las autoridades militares ordenaron un apagón en la ciudad y se dispararon mil cuatrocientos proyectiles contra el OVNI, durante una hora. Sin embargo, ninguno de ellos dio en el blanco.

Por su parte, la ex Unión Soviética, derribó un OVNI con forma de cilindro, el 19 de junio de 1948. Cuando el objeto se detectó en las inmediaciones de la base militar de Kapustin Yar, un jet de combate fue enviado a interceptarlo. El avión impactó al OVNI con un proyectil, el cual, respondió derribando al jet con alguna clase de arma de energía. Ambos cayeron y los restos serían recuperados por los soviéticos.

También, dos pilotos de combate estadounidenses recibieron órdenes de derribar un Objeto Volador No Identificado detectado sobre la campiña inglesa el 20 de mayo de 1957. Los pilotos recibieron la orden de disparar una ráfaga de cohetes contra el objeto. Pero al preparar los 24 misiles, el OVNI desapareció y la misión fue cancelada.

Asimismo, el llamado Incidente OVNI de Teherán, ocurriría el 19 de septiembre de 1976, sobre la capital de Irán. Cuando dos jets de combate fueron enviados para interceptar un objeto desconocido, perdiendo las comunicaciones y el control de los instrumentos en las proximidades del mismo, solo para recuperarlo tras retirarse. También uno de los aviones experimentó fallos en el sistema de armas cuando iba a abrir fuego sobre el OVNI.

América Latina no ha quedado exenta de incidentes similares. El 11 de abril de 1980 el Comandante en Jefe de la Base Militar La Joya, al sur de Perú, le ordenó a Óscar Santa María Huertas, derribar a un objeto volador anómalo que se desplazaba lentamente hacia ellos.

De acuerdo con el mismo piloto, le disparó 64 proyectiles de 30 milímetros pero a pesar de que algunos impactaron, ninguno tuvo efecto. El no identificado inició un ascenso súbito y comenzó a perseguirlo, pero tuvo que finalizar la misión por falta de combustible.