Colocan Implante cerebral para tratar la Depresión

La depresión puede ser una enfermedad terriblemente implacable, que causa un sentimiento de tristeza constante y una pérdida de interés en realizar diversas actividades. Hasta un tercio de las personas que padecen ese trastorno no responden o se hacen resistentes al tratamiento, es decir, ningún tipo de medicación o terapia les ayuda. Este lunes, un grupo de médicos del hospital de la ‘Universidad de California en San Francisco (UCSF)’ anunció que logró tratar con éxito a una paciente con depresión grave al implantarle en el cráneo un dispositivo de detección y estimulación cerebral profunda y, de este modo, intervenir en el circuito cerebral específico implicado en los patrones depresivos.

Los científicos descubrieron un biomarcador neuronal (un modelo específico de actividad cerebral que indica la aparición de los síntomas) y luego personalizaron un nuevo dispositivo de estimulación cerebral profunda para que solo responda cuando reconozca ese patrón. Entonces, el dispositivo estimulaba una zona concreta del circuito cerebral, creando una terapia inmediata y personalizada para el cerebro de la paciente y el circuito neuronal que causó su enfermedad, reza el estudio, publicado en la revista ‘Nature Medicine’. Para personalizar la terapia, se colocó uno de los cables de electrodos del dispositivo en la zona del cerebro donde el equipo había encontrado el biomarcador y el otro cable en la región del circuito de la depresión de Sarah, donde la estimulación aliviaba mejor sus síntomas de ánimo. El primer electrodo controlaba constantemente la actividad: cuando detectaba el biomarcador, el dispositivo enviaba una señal al otro electrodo para que suministrara una pequeña dosis de electricidad (1mA) durante 6 segundos, lo que provocaba un cambio en la actividad neuronal.

“Hemos desarrollado un enfoque de medicina de precisión que ha controlado con éxito la depresión resistente al tratamiento de nuestra paciente identificando y modulando el circuito de su cerebro que está asociado de forma exclusiva con sus síntomas”, explicó Andrew Krystal, profesor de Psiquiatría y miembro del Instituto Weill de Neurociencias de la UCSF. Por su parte, la paciente, identificada por su nombre de pila como ‘Sarah’, señaló que antes de haber empezado el experimento “estaba al final de la línea”. “Estaba muy deprimida. No podía verme a mí misma continuando si esto era todo lo que podría hacer, si nunca podría ir más allá de esto. No era una vida que mereciera la pena”, detalló.

Admitió que, durante los primeros meses de la prueba, “la disminución de la depresión fue muy brusca” y “no estaba segura de que fuera a durar”. “Pero ha durado. Y me he dado cuenta de que el dispositivo realmente aumenta la terapia y el autocuidado que he aprendido mientras era paciente aquí en la UCSF”, apuntó, añadiendo que ahora los desencadenantes emocionales y los pensamientos irracionales con los que solía obsesionarse “siguen apareciendo, pero, simplemente, el ciclo se detiene”. Mientras, la autora principal del estudio, Katherine Scangos, subrayó que “todavía queda mucho trabajo por hacer” y reveló que ya ha inscrito a otros dos pacientes en el ensayo y espera añadir nueve más. “Tenemos que ver cómo varían estos circuitos entre los pacientes y repetir este trabajo varias veces. Y tenemos que ver si el biomarcador o el circuito cerebral de un individuo cambia con el tiempo a medida que el tratamiento continúa”, concluyó, de acuerdo a RT.