Hallan Esqueleto crucificado en Inglaterra
Un esqueleto hallado en un antiguo asentamiento romano en Inglaterra podría documentar el primer castigo por crucifixión en el archipiélago británico realizado en el Imperio romano, reportó RT.
El análisis llevado a cabo en los restos encontrados indica que el clavo encontrado en el hueso calcáneo de un hombre enterrado habría sido utilizado para su ejecución. Las investigaciones arqueológicas del ‘hombre de Fenstanton’, iniciadas en 2017, llevan a pensar que un esclavo romano fue ajusticiado mediante la crucifixión.
Los arqueológicos británicos de Albion Archaeology comenzaron sus excavaciones en 2016 en la localidad inglesa de Fenstanton (condado de Cambridgeshire, Reino Unido), aunque su mayor descubrimiento no llegó hasta 2017. Durante siglos, un asentamiento romano del que no se tenía constancia —que estuvo situado en la Vía Devana— ha conservado restos de cerámica, monedas y restos animales que son de gran valor para los arqueólogos. En esta zona se enontraron varias tumbas romanas agrupadas en cinco cementerios, cuya antigüedad se sitúa entre los siglos III y IV d.C. En una de las sepulturas se encontraba el esqueleto de un hombre de unos 25-35 años que presentaba un clavo en el talón derecho, lo que permitiría documentar el primer caso de crucifixión en las islas británicas.
Junto con los restos se encontraron 12 clavos que habrían sido usados para su enterramiento. Pero lo más interesante es que después que de lavar los restos, los arqueológicos observaron el clavo número 13 en el hueso calcáneo. Los científicos lo analizaron durante mucho tiempo y, a la espera de un debate más pormenorizado, sostienen que “el hombre de Fenstanton” habría sido crucificado.
El análisis de los huesos mostró otras heridas, lo que hace suponer que la víctima sufrió otros tormentos antes de morir, y también presentaba signos de enfermedades e inflamación. Este raro hallazgo —el primero en Reino Unido y el cuarto en el mundo — es, además, el mejor conservado. Un esqueleto descubierto en Italia, presenta una mutilación similar en el calcáneo pero no se conservó el clavo. En caso similar encontrado en Egipto no se ha publicado.
Antes de este descubrimiento sólo había un ejemplo de restos de un humano crucificado con un clavo incrustado en el talón, encontrado en 1968 en Jerusalén. Sin embargo, cuando en 1985 los científicos reexaminaron los restos, descubrieron unos errores en el primer análisis. Según David Ingham, arqueólogo responsable de la excavación, y Corinne Duhig, arqueóloga de la Universidad de Cambridge, autores del artículo para la revista British Archaeology:”Un hombre de unos 30 años fue enterrado conrespeto, posiblemente en un ataúd, pero es difícil explicar en uno de sus talones como algo distinto a que haya sido crucificado. Nunca sabremos su nombre o el delito por el que fue ejecutado, pero se reflexionará mucho más sobre su historia que en el momento en que vivió”.