5 Posibles evidencias de Vida Extraterrestre

El inminente anuncio, sobre el descubrimiento de vida extraterrestre, parece haberse acelerados en los últimos años. Cuando el gobierno de los Estados Unidos, reveló una ola de ovnis, oficialmente llamados fenómenos anómalos no identificados en sus cielos, a principios de febrero, las búsquedas de Google de vida extraterrestre y los extraterrestres son reales” aumentaron en casi un 300% después de que el primer objeto fuera derribado.

Aunque los científicos han acelerado también sus descubrimientos relacionados al fenómeno OVNI extraterrestre. Una de las primeras evidencias de posibles formas de vida extraterrestres llegó en 1976, cuando el Dr. Gilbert Levin, ingeniero que trabajaba en un experimento de detección de vida en Marte, durante la misión Viking de la NASA, dio a conocer los resultados positivos de sus experimentos, aunque en momento, fue acallado por la agencia espacial. Nuevamente en 2019, el Dr. Levin escribió en la reconocida revista Scientific American, que todavía cree que su experimento descubrió signos de vida en el planeta rojo.

El instrumento sumegió polvo de la superficie de Marte en un caldo de nutrientes, lo que produjo burbujas, lo que podría indicar el metabolismo de microbios vivos. El experimento obtuvo resultados positivo, en sus dos sitios de prueba cerca del módulo de aterrizaje Viking, pero la NASA prohibió repetir el experimento, por lo que no se ha confirmado en las muchas misiones a Marte, de los últimos 47 años.

Un año más tarde, en 1977, el radiotelescopio Big Ear de la Universidad Estatal de Ohio captó una señal repentina y fuerte. Era 30 veces más fuerte que el ruido de fondo y, a diferencia de las fuentes de radio naturales, solo golpeó una frecuencia en el espectro de radio. El astrónomo Jerry Ehman la vió por primera vez mientras revisaba páginas de datos, e hizo una anotación junto al repentino salto en los números. Aunque la hoy conocida como señal Guau, desafortunadamente no vuelto a ser captada, sigue siendo una de las posibles evidencias de la existencia de inteligencias extraterrestres en el cosmos.

Por otra parte, en 2017, por primera vez en la historia, los astrónomos confirmaron que un objeto que pasaba por el sol, había venido de más allá de nuestro sistema solar. Los científicos llamaron al primer objeto interestelar como Oumuamua, término hawaiano que significa un mensajero de lejos que llega primero. El visitante interestelar tenía una misteriosa forma cilíndrica. Era unas 10 veces más reflectante que los asteroides comunes en nuestro sistema solar. Lo más curioso es que, a medida que se alejaba del sol, aceleró mucho más rápido de lo que debería, basándose en la física pura de su trayectoria.

Todo esto llevó al Dr. Avi Loeb, astrofísico de la Universidad de Harvard, a concluir que los extraterrestres podrían haber fabricado el objeto. Y publicó un artículo científico argumentando que el Oumuamua tenía un origen artificial, y puede haber sido una nave espacial a la deriva, posiblemente con una vela ligera que utiliza la energía solar para acelerar.

También en 2020, un equipo internacional de científicos, descubrió rastros de Fosfina en la atmósfera de Venus. Este gas no es muy impresionante en la Tierra, pero cuando los investigadores lo encontraron en las nubes de Venus, fue excepcional. Eso se debe a que, en la Tierra, la fosfina proviene de los microbios. Y aunque la superficie de Venus es demasiado caliente para ser habitable, sus nubes podrían ser lo suficientemente agradables como para albergar comunidades de vida microbiana, especularon los científicos después del exitoso estudio publicado en la revista Nature Astronomy.

Por otra parte, numerosas señales de radio, conocidas como ráfagas rápidas de radio, FRB pos sus siglas en inglés, han dejado perplejos a los científicos desde el 2007, cuando se detectaron por primera vez. Las misteriosas señales, han estado enviando brillantes ráfagas de ondas de radio desde diversas partes del Universo. Duran tan solo un milisegundo, pero algunas de ellas se repiten en intervalos regulares. Las enormes cantidades de energía que producen, así como su constante repetición, han hecho que algunos científicos crean que son producto de alguna clase de tecnología extraterrestre, que aún no podemos comprender.